viernes, 20 de diciembre de 2024

Obras


Boletín y Elegía de las Mitas: Su obra maestra, es una denuncia social profundamente lírica que aborda las injusticias sufridas por los indígenas en el sistema de las mitas.

Espacio me has vencido: Una obra introspectiva y espiritual que refleja sus preguntas.

Encuentros: es una colección de cuentos que exploran temas relacionados con la identidad, la memoria, la soledad

Infancia muerta:  es

un poema que explora la nostalgia y la pérdida de la inocencia de la infancia.

POEMAS

ESPACIO ME HAS VENCIDO

Espacio, me has vencido. Ya sufro tu distancia.
Tu cercanía pesa sobre mi corazón.
Me abres el vago cofre de los astros perdidos
y hallo en ellos el nombre de todo lo que amé.
Espacio, me has vencido. Tus torrentes oscuros
brillan al ser abiertos por la profundidad,
y mientras se desfloran tus capas ilusorias
conozco que estás hecho de futuro sin fin.
Amo tu infinita soledad simultánea,
tu presencia invisible que huye su propio límite,
tu memoria en esferas de gaseosa constancia,
tu vacío colmado por la ausencia de Dios.

Ahora voy hacia ti, sin mi cadáver.
Llevo mi origen de profunda altura
bajo el que, extraño, padeció mi cuerpo.
Dejo en el fondo de los bellos días
mis sienes con sus rosas de delirio,
mi lengua de escorpiones sumergidos,
mis ojos hechos para ver la nada.
Dejo la puerta en que vivió mi ausencia,
mi voz perdida en un abril de estrellas
y una hoja de amor, sobre mi mesa.

Espacio, me has vencido. Muero en tu eterna vida.
En ti mato mi alma para vivir en todos.
Olvidaré la prisa en tu veloz firmeza
y el olvido, en tu abismo que unifica las cosas.

Adiós claras estatuas de blancos ojos tristes.
Navíos en que el cielo, su alto azul infinito

volcaba dulcemente como sobre azucenas.
Adiós canción antigua en la aldea de junio,
tardes en las que todos, con los ojos cerrados
viajaban silenciosos hacia un país de incienso.
Adiós, Luis Van Beethoven, pecho despedazado
por las anclas del fuego de la música eterna.
Muchachas, las mi amigas. Muchachas extranjeras.
Dulces niñas de Francia. Tiernas mujeres de ámbar.
Os dejo. La distancia me entreabre sus cristales.
Desde el fondo de mi alma me llama una carreta
que baja hasta la sombra de mi memoria en calma.
Allí quedará ella con sus frutos extraños
para que un niño ciego pueda encontrar mis pasos…

Espacio, me has vencido. Muero en tu inmensa vida.
En ti muere mi canto, para que en todos cante.
Espacio, me has vencido…

INFANCIA MUERTA

Aquellas alas, dentro de aquellos días.
Aquel futuro en que cumplí el Estío.
Aquel pretérito en que seré un niño.

Desierto, tú quemaste la quilla de mi cuna
y detuviste a mi Ángel en su Agraz.

La madre era ascendida al plenilunio encinta,
y en un suceso cóncavo
trasladaba sus hijos a sus nombres
y los dejaba solos,
atados a los postes de los campos.

Arrimada a su paño de llorar,
venía la Nodriza,
tan humilde
que no tenía derredor ni Dios.
Yo le besé en la piel los labios más profundos
de su cuerpo,
y desperté en el fondo de su vientre
al Niño sucesivo que no muere.

ENCUENTROS

Nuestros encuentros no tienen mundo.
Se hacen
de pensamiento a pensamiento
en el éter
o en la vivacidad de los sepulcros,
a mil insectos por centímetro.

Nuestros encuentros se sirven
de microorganismos
y partículas de cobre.

Podemos esperar mil años, y aún más.
Nuestros encuentros se realizan en el Iodo
o entre el rumor de herraduras y lienzos
que precede
a las grandes migraciones:

Nuestros encuentros se hacen
en el ser instantáneo
que pasta y muere,
-como pastor y bestia-
entre surcos y siglos paralelos.

Nuestros encuentros no tienen
número ni punto.


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Cesar Dávila Andrade